SARAGURO: LA CRUZ Y LA CHAKANA

 


María Gabriela Camargo Mora y María José Delgado Cruz (2025). SARAGURO. TEJIENDO IDENTIDAD EN LOS ANDES. Historia, territorio y transformación cultural de un pueblo andino. Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) 


Con la llegada de los colonizadores en el siglo XVI,  la sociedad saraguro experimentó un cambio radical. La cruz reemplazó a la Chakana, que representa la armonía entre los seres humanos, la naturaleza y lo sagrado. No obstante, esta comunidad no se dejó aniquilar: luchó, se adaptó y reinventó su forma de vivir.

 Los conquistadores implantaron el sistema de encomiendas y repartieron las tierras. Numerosos pueblos indígenas perdieron casi todo su territorio. Sin embargo, los saraguros, gracias a su estructura social heredada de la época incaica, lograron conservar áreas comunales conocidas como resguardos indígenas. Estos resguardos se transformaron en bastiones de identidad y memoria.

 La resistencia no se limitó a la lucha armada. También fue una batalla cultural. La minga continuó siendo el alma de la comunidad: hombres y mujeres unidos para construir casas, abrir caminos o cultivar en conjunto. Los cabildos indígenas perduraron como autoridades locales, defendiendo su autonomía y organizando festividades rituales.

 En el ámbito espiritual, el catolicismo se fusionó con la cosmovisión andina. Las procesiones religiosas comenzaron a coexistir con las ofrendas a la Pachamama y a los “apus”, los espíritus de las montañas. De esta forma, cada celebración se convirtió en una negociación entre la fe impuesta y la fe ancestral, un sincretismo que aún puede observarse en las festividades actuales.

 Saraguro también fue testigo de la lucha por la independencia. Allí se detuvo el ejército de Antonio José de Sucre, que se unió con las fuerzas de Santa Cruz en 1822, en camino a la célebre batalla del Pichincha. Los habitantes no solo proporcionaron alimentos y refugio, sino que algunos se unieron directamente a las filas patrióticas. El 10 de marzo de ese mismo año, Saraguro declaró su propia libertad.

 No obstante, tras la independencia, las promesas no se materializaron. El poder continuó en manos de las élites criollas, y los pueblos indígenas fueron excluidos. A pesar de esto, los saraguros mantuvieron su identidad, sustentados en su organización comunal, sus tierras y su espiritualidad.

 “Entre la cruz y la chakana” fue el proceso que forjó la identidad contemporánea del pueblo Saraguro: una combinación de resistencia y adaptación. Aprendieron a emplear el lenguaje legal para proteger sus tierras, mientras preservaban sus tradiciones comunitarias y espirituales. Y aunque las presiones coloniales y republicanas intentaron fragmentarlos, lo que perduró fue más fuerte:  una identidad orgullosa, que hoy se reconoce como parte esencial del rico mosaico cultural de Ecuador.





 

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