ENFOQUE DEL DESARROLLO LOCAL: APROVECHAMIENTO DEL POTENCIAL ENDÓGENO EN EL TERRITORIO
PhD. María Gabriela Camargo Mora
Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). Loja -Ecuador.
Universidad de Los Andes (ULA) . Mérida - Venezuela.
Antecedentes y tendencias
Bajo las tendencias globalizadoras, descentralizadoras y del nuevo enfoque del territorio, desde la última década, se viene dando una situación de crisis y reemplazo de viejos paradigmas, pasando de la visión redistributiva al potencial de desarrollo en el territorio, provocando un cambio significativo en la conceptualización y aplicación de la Política de Desarrollo Regional.
Hay una opinión ampliamente compartida de que la política regional cambió sensiblemente sus planteamientos a partir de la crisis de 1973. Los años cincuenta y sesenta, coincidentes con un crecimiento económico importante y sostenido, serían los de la política regional clásica, mientras que los años setenta hasta la actualidad corresponden a la nueva teoría regional. En los países avanzados, la crisis económica internacional de finales de los años 70 y principios de los años 80 marcó la transición de la vieja economía basada en la producción industrial masiva a la nueva economía centrada en el conocimiento, la innovación y el desarrollo tecnológico. En el marco de este proceso de cambio, la industria pesada es desplazada por la industria de alta tecnología y sectores conexos; el capital fijo pierde importancia frente al capital intangible, con la consecuente tercerización de la economía; y las grandes corporaciones estructuradas verticalmente ceden paso a las unidades flexibles articuladas en redes horizontales (CENDES, 2001).
La concepción clásica de la Política Regional era la expresión espacial del modelo del bienestar de la teoría Keynesiana orientada a la promoción de una distribución geográfica más equilibrada, mientras que la nueva concepción del desarrollo “desde abajo”, es una estrategia de planificación regional que persigue un desarrollo territorial armónico y sostenible, basado en los recursos disponibles y en las capacidades y potencialidades endógenas.
El foco de análisis se traslada desde la problemática de la redistribución a la problemática de la creación de recursos, a la endogeneización de los mecanismos de desarrollo (Pujada & Font, 1998). Progresivamente se va abandonando la aproximación “Top – down” (desde arriba), orientada a la redistribución espacial de la actividad económica y a la reducción de las diferencias regionales de los niveles de renta per cápita. Al mismo tiempo que ha ido tomando fuerza el enfoque “bottom – up” (desde abajo) orientado al desarrollo económico de las ciudades y territorios (Rodríguez, 2001). Cobra fuerza el concepto de desarrollo local y el aprovechamiento del potencial endógeno en el territorio.
Frente a este cambio de paradigma, nacen nuevas formas de políticas redistributivas encaminadas hacia lo local, bajo la concepción de la democracia más democrática, participativa y comunitaria. El ámbito local se impone como verdadero campo de nuevas prácticas de organización relacional.
Antecedentes del Desarrollo Local
Las primeras experiencias de territorio en desarrollo tienen sus orígenes en una corriente nacida en la II Guerra Mundial y fueron desarrolladas por los movimientos rurales de la juventud cristiana, sobre todo en la región de Gran Bretaña. El proyecto contó con la ayuda precedente de las experiencias emprendidas por algunos cooperadores franceses u ONG´s de países en vías de desarrollo. También en el plano teórico, fue alentado por el movimiento comunitario que comenzaba a desarrollarse en Quebec y por todo el ambiente contestatario que culminará en el mes de mayo de 1968 (Dalla citado en Rodríguez 2001)
Friend & Hickling citados en Guerra 2000, señalan en sus investigaciones, iniciadas entre 1963 y 1967, como una de las primeras experiencias de Desarrollo Local en el Concejo Municipal de Coventry, una de las mayores ciudades inglesas, a partir de un acuerdo o concertación que permitió constituirse en sede de un proyecto de largo alcance relacionado con el proceso de construcción de políticas y de planificación en gobiernos locales, asimilado a un micro cosmo dentro de la globalidad del gobierno. Esa experiencia, enriquecida con otras similares que se generaron a posteriori, tanto en el ámbito del gobierno local como en otros sectores de la administración pública, en la industria y en el comercio, en organizaciones voluntarias, etc., representa un aval importante para el esfuerzo planificador y los enfoques que intentan dotarlo de la dosis de viabilidad necesaria para justificar su pertinencia y validez dentro de la estrategia de desarrollo en la cual se inserta.
Figura 1. Evolución Cronológica del Desarrollo Local |
1965 – Experiencias en Francia
En 1965, dentro de las zonas rurales más desfavorecidas de Francia, un país todavía centralizado con una administración muy intervencionista, que aseguraba el control social y político, se registra la toma de conciencia y de voluntad local por luchar contra unas formas de subdesarrollo y de caída de actividad, y ello a pesar de que se dan en períodos de desarrollo económico y de concentración urbana, donde la redistribución del crecimiento se hace de una forma desigual en el territorio y provoca grandes diferencias (Rodríguez, 2001). El Desarrollo Local en Francia, en sus orígenes, es mucho más una realidad orgánica y espontánea que administrativa, que se caracteriza por ciertas constantes:
- Los procesos emprendidos apoyan siempre a un líder o a un equipo de líderes que organizan ciertas potencialidades para crear una dinámica social apta para el Desarrollo local.
- Es un proceso de carácter global.
- Las alternativas pueden ser intersectoriales (socio-culturales, socio- económicas, otras).
Sin embargo, estos procesos se enfrentan a tres dificultades:
- La parcelación comunal.
- El corporativismo sectorial.
- La tentación de los representantes de mantener la lógica de la búsqueda de subvenciones y clientelismo.
Solo a partir de los 60, el Estado de Francia se implica con procedimientos y reglamentaciones. En los años 80 se llevan adelante procesos en barrios conflictivos. Actualmente, la acción del Estado se reorganiza en torno a la descentralización y la modernización y a la búsqueda de nuevas formas de intervención del Estado. En consecuencia, las políticas nacionales, obligada por la descentralización y la política socio-económica, comienzan a apoyarse progresivamente en dispositivos territoriales de acción concentrada. Se pasa de un sistema asistencial nacional a un sistema local basado en la responsabilizarían de las colectividades locales y en la legitimidad de los representantes locales para elegir y promover proyectos de desarrollo.
1978 – Experiencias en España
Caso contrario, revelan las experiencias en España, desde principios de los años80, son los ayuntamientos (gobierno local) los que han propiciado, paulatinamente la aparición y desarrollo de iniciativas locales, estimulados por la aprobación de la Constitución de 1978, que permitió la creación de los primeros ayuntamientos (En Francia la administración central impulsa y gestiona la política de Desarrollo Local mediante la actuación de diferentes ministerios que apoyan el surgimiento y desarrollo de iniciativas locales). En esta década, los recursos económicos y humanos fueron orientados a cubrir las necesidades básicas de la población y a resolver los problemas acumulados, construyendo en el ámbito local todo un aparato de obras y servicios para los ciudadanos, lo que se ha constituido en uno de los mayores saltos en gasto público en Europa occidental. A partir de los años 90, sin dejar de profundizar en la línea anterior, los gobiernos locales debieron afrontar problemas de índole más cualitativa, intentando definir su papel diferencial, en ocasiones en un ámbito comarcal o regional, pero en otras en lo nacional e incluso en lo internacional (ídem).
La diferencia entre la realidad francesa y la española reside en que en la primera los procesos de desarrollo local son promovidos por las comunidades y apoyados por el gobierno nacional mientras que en España es promovido por el gobierno nacional.
1980 – Experiencias en América Latina
En América Latina, en la década de los años 80 y 90, surge el enfoque del desarrollo económico local que se plantea frente a los modelos de ajuste estructural propiciados por los organismos financieros internacionales que busca, en lo fundamental, revalorizar las producciones locales y los mercados nacionales y sub nacionales, sin descuidar los potenciales exportadores en el comercio exterior. En este contexto, como resultado de una serie de trabajos sobre descentralización y desarrollo económico local realizado por el CEPAL, se plantea el desarrollo endógeno o local de una manera más integral, que intenta vincular el desarrollo económico con variables sociales, ambientales y políticas propias de los territorios (Alburquerque, 1997).
En este sentido, en el Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES), surge la preocupación por la descentralización, tema que desde entonces pasa a ser predominante en las proposiciones de la Institución en lo referente a la concreción del desarrollo en los territorios sub- nacionales. En este nuevo enfoque, se postula la necesidad de un nuevo acuerdo institucional entre el Estado y la sociedad civil que – reconociendo la globalización y los procesos de descentralización política, administrativa y fiscal de los países latinoamericanos- derive en una legitimización estatal ante el derrumbe del modelo del Estado de Bienestar y de su fuente primaria de acumulación: el proceso productivo público directo (Cossio, 2003). El avance del proceso de democratización, descentralización y participación ciudadana, ha permitido en América Latina y el Caribe, los avances siguientes:
- Reformas económicas y la creación de entornos territoriales innovadores: las políticas de reforma estructural han tendido a mejorar el funcionamiento de los mercados, suprimiendo obstáculos y rigideces derivadas del sistema de regulación estatista centralizador del pasado. (Alburquerque, 2001:176-179).
- Fortalecimiento de las administraciones locales para el desarrollo económico local: el fortalecimiento de los gobiernos municipales, mediante la elección de alcaldes y gobernadores, tras décadas de autoridades locales designadas desde los gobiernos centrales. De este modo, ciudades, aldeas y localidades en los países de la región, ejercen ahora su derecho a elegir a sus propios representantes locales y a pedirles cuentas de sus actuaciones
- Los municipios han comenzado a tener más importancia política: Esta revalorización del municipio es resultado de los procesos de democratización experimentados en los años ochenta, de las reformas del Estado, de la descentralización y desconcentración administrativa, y de la aplicación de políticas sociales compensatorias para aliviar la pobreza, entre otras causas. El municipio latinoamericano, no obstante, no está consolidado, experimenta un proceso de cambio institucional. Con la descentralización se ha visto fortalecido en aspectos administrativos, pero frecuentemente el traspaso de competencias que ello significa, se ha hecho adecuados.
Con el proceso de democratización, se ha visto el comienzo de la creación de mecanismos de participación política y de participación ciudadana y comunitaria, pero con escasa capacidad de respuesta. Los municipios son instituciones generalmente débiles, de poco poder económico, político e ideológico, limitados en su autonomía, autoridad, legitimidad y capacidad de gestión. Y, a veces, con poca claridad sobre su rol en la vida política local de la ciudad. Los estallidos sociales ocurridos en distintas ciudades lo demuestran
- La descentralización y la reforma de la gestión pública: A partir de los años80, se han venido introduciendo cambios en el funcionamiento de las administraciones públicas en lo relativo al diseño de las estrategias de desarrollo territorial. La presión de las exigencias concretas del cambio tecnológico e industrial en cada territorio, facilitó el progresivo reconocimiento de la importancia de las pequeñas y medianas empresas en la creación de empleo e ingreso y en la difusión del proceso técnico. Igualmente, se comenzó a reconocer la necesidad de impulsar las capacidades endógenas de desarrollo de cada territorio, a lo cual contribuyó también, poderosamente, el avance de los procesos de descentralización y traspaso de competencias y recursos a los gobiernos regionales y municipales (Alburquerque, 2001).
A pesar de las dificultades socioeconómicas y políticas presentes en los países de América Latina, se han desarrollado diferentes iniciativas locales, que buscan en su práctica, un mayor aprovechamiento de los recursos endógenos, a través de la mayor articulación en red de los diferentes actores locales, bien sea para incorporar mayor eficiencia en la actividad productivas y la gestión empresarial, o para enfrentar las dificultades de las diferentes comunidades locales ante la situación actual (Alburquerque, 1999).
Sin embargo, son incipientes las iniciativas en América Latina, las cuales generalmente suelen quedarse en un nivel experimental o en casos aislados, modificando poco los modos tradicionales locales. Por otra parte, los ciclos electorales y la planificación a corto plazo no contribuyen al desarrollo de estas iniciativas que se basan en programaciones de largo plazo.
La presión de las exigencias concretas de los cambios tecnológicos e industriales en cada territorio está facilitando el reconocimiento de la importancia de las micro y pequeñas empresas en la creación de empleo e ingreso y en la difusión de progreso técnico. Igualmente se ha comenzado a reconocer la necesidad de impulsar las capacidades endógenas de desarrollo de cada territorio, a lo cual ha contribuido también el avance de los procesos de descentralización y traspaso de competencias y recursos a los gobiernos regionales y municipales.
En América Latina, numerosos indicadores demuestran la presencia de instituciones débiles, poco competitivas y con poca incidencia en la vida de la comunidad. Esto ha motivado que se desarrollen algunas experiencias orientadas al fortalecimiento institucional local, entre estas se encuentra el funcionamiento municipal. Existe una progresiva toma de conciencia en la necesidad de fortalecer las instituciones locales. Estos cambios en la gestión municipal se han visto respaldados por la implantación y desarrollo de mecanismos de participación, que abren canales para la inserción de la población en el tratamiento de los problemas y en la toma de las decisiones.
Desarrollo local: concepto amplio, global e integrador.
A partir de la década de los años 90, diversos autores, tales como Alburquerque, Arocena, Álvarez, Boissier, Buarque, Cossio, Garofoli, Madoeyra, Rodríguez, Vázquez-Barquero, entre otros, han orientado esfuerzos a estudiar el Desarrollo Local como un fenómeno local con características particulares, donde se precisa generar dinámicas tendentes a fortalecer las localidades (ciudades y municipios) como centros productivos, políticos, culturales y sociales del desarrollo. A partir de sus aportes, se desprende que el Desarrollo Local es un concepto amplio, global, integrador y complejo, definido como un proceso multidimensional cuyo objetivo principal es alcanzar los mayores niveles de bienestar social. Dichas dimensiones se encuentran vinculadas con el proceso de planificación, tales como: la territorial, económica, socio-cultural, política (organizacional-institucional) y ambiental (Figura 2).
El desarrollo local es siempre un proceso endógeno y descentralizado. “…es un proceso endógeno registrado en pequeñas unidades territoriales de asentamientos humanos capaz de promover el dinamismo económico y la mejoría de la calidad de vida de la población. A pesar de constituir un movimiento de fuerte contenido interno, el desarrollo local está inserto dentro de una realidad más amplia y compleja, con la cual interactúa y desde la cual recibe influencias y presiones positivas y negativas” (Buarque, 1999 citado en Boisier, 2005:52) y es un modelo de desarrollo territorial descentralizado, que promueve la difusión de los nuevos procesos de cambio a todo el territorio; frente al modelo internacional, que fomenta los procesos de acumulación en las grandes aglomeraciones, que refuerzan la concentración espacial del bienestar y, en consecuencia, el incremento de las desigualdades sociales y territoriales (Pujada & Font, 1998).
Al referirse al Desarrollo Local como un proceso endógeno, Garofoli (1995), uno de los más notables exponentes del “nuevo regionalismo” europeo define el Desarrollo Endógeno como:
- La capacidad para transformar el sistema socio-económico;
- La habilidad para reaccionar a los desafíos externos; la promoción de aprendizaje social.
- La habilidad para introducir formas específicas de regulación social a nivel local que favorece el desarrollo de las características anteriores.
Por otra parte, el Desarrollo Local como proceso descentralizado está vinculado a la recuperación y profundización democrática, a la transferencia de funciones y recursos financieros desde las administraciones centrales a las administraciones locales.
Figura 2. Concepto de Desarrollo Local |
El Coloquio Europa-América del Norte (Montreal, 1988), suma al concepto de Desarrollo Local la dimensión política – organizacional (nueva gobernabilidad) al definir el Desarrollo Local como el esfuerzo de concertación y planificación emprendido por el conjunto de actores locales (Estado, organizaciones socio productivas e instituciones públicas y privadas), a fin de desarrollar la economía del territorio. Los actores locales involucrados en la organización socio productivo local, actúan como operadores económicos y sociales dinámicos y como eje de la inversión económica. Entre los actores se encuentran (Figura ):
Figura 3 . Movilización de Actores Involucrados en el Desarrollo Local |
El Estado actúa como actor facilitador y normativo de los procesos de desarrollo; promotor de iniciativas y de concertación entre todos los actores; coordinador de la cooperación entre los diferentes ámbitos territoriales; generador de incentivos para crear entornos competitivos, nuevos espacios de desarrollo económico y de cohesión social, así como la organización y participación de la sociedad.
Las Instituciones: bajo la organización institucional administrativa, son los actores encargados de normar y definir las reglas de actuación de todos los actores locales; proveer y difundir la información requerida para crear territorios competitivos; generar, captar y procesar el proceso de crecimiento; así como capacitar profesionales y técnicos en función de las demandas de las redes sociales y productivas.
El desarrollo local es una política de desarrollo económico desarrollada por los actores locales, la cual involucra un proceso de cambio y de fortalecimiento de las estructuras económicas, en un territorio homogéneo por sus características culturales, sociales y económicas, proceso que, desde un punto de vista social presenta la singularidad que la dirección corresponde a los agentes locales que lo controla y no, a una dirección exterior. Otros autores como Vázquez (1991), Goma & Bruge (1998), Rodríguez (2001), Iglesias (2002); entre otros, abordan el tema de desarrollo local.
Por otro lado, al desarrollo local se le vincula al tema de los derechos de la ciudadanía y de empoderamiento de las comunidades, ubicándolo del lado de la demanda y por otro lado el acceso a bienes y servicios (Balbín citado en García, 2003). En este contexto, temas como la organización, la participación ciudadana y el carácter democrático del desarrollo se convierten en conductores de las proposiciones de política (García, 2003).
Dentro de la Planificación, el Desarrollo Local es una estrategia territorial competitiva que integra las políticas territoriales, económicas, sociales, culturales y ambientales, en un modelo, basado en los principios de la nueva gobernabilidad, del capital social (coordinación, subsidiariedad, complementariedad y cooperación) y de las redes de actores (Precedo, 1994).
Tomando en cuenta las observaciones señaladas, se concluye que el Desarrollo Local es un proceso de planificación y una política de Estado, endógeno y descentralizado, que tiene como propósito desarrollar territorios competitivos, complementarios e innovadores, mediante la movilización de los actores locales, bajo los principios de la organización institucional administrativa, para el aprovechamiento de las potencialidades y capacidades endógenas, del capital humano y del sistema productivo del territorio, con el fin de proporcionar mayor bienestar social a la población, generar cambios en las estructuras y funcionamiento del sistema productivo, lograr mayor cohesión económica y social y mejor aprovechamiento de los recursos naturales (Figura).
Figura 4. Desarrollo Local como proceso de planificación, endógeno y descentralizado. |
Desarrollo local: objetivo y alcance
El Desarrollo Local, teniendo en cuenta las nuevas tendencias del desarrollo de la economía y de las tecnologías, así como las tendencias generales de la evolución social y ambiental del territorio y, la colaboración de los diferentes niveles de gobierno y administración, se plantea como objetivo superior:
Desarrollar territorios complementarios, competitivos e innovadores, a partir de sus potencialidades y capacidades endógenas, del fomento de innovaciones de la capacidad emprendedora, del capital humano y del sistema productivo, guiado por los principios de la organización –institucional, con el fin de mejorar los niveles de calidad de vida de sus habitantes y de su entorno; lograr mayor cohesión económica y social del territorio y conservar los recursos naturales y culturales.
Dicho objetivo general se desagrega en los siguientes objetivos específicos:
- Comprender la dinámica de las unidades territoriales en las que se realiza el desarrollo. Unidades que son el marco de la vida de los ciudadanos y del trabajo, y en las cuales se da la interacción entre el proceso productivo y el sistema económico en su conjunto y que no son otras que las unidades locales.
- Orientar los cambios de un territorio en la dirección adecuada en los intereses generales del sistema local, garantizados a partir de la más eficaz participación posible y de la utilización de indicadores de calidad territorial.
- Definir políticas, estrategias, basados en nuevos instrumentos para la acción pública, que se concretan en la mejora y satisfacción sostenible de las demandas de los actores territoriales y sociales.
- Diseñar estrategias socio-territoriales en base al conocimiento profundo de los problemas y limitantes, recursos, capacidades y potencialidades endógenas que existen en las realidades de los territorios.
- Procurar un desarrollo armónico y sostenido, especialmente mediante el refuerzo de la cohesión económica y social.
- Consolidar un sistema urbano poli-céntrico integrado a los espacios rurales que permita minimizar el dualismo campo-ciudad.
- Construir y mejorar las infraestructuras que sirven de base a los procesos de cambio estructural;
- Mejorar la calificación de los recursos humanos, el conocimiento tecnológico, el fomento de la capacidad de iniciativa local y de la cultura del desarrollo, etc.
- Fortalecer la capacidad organizativa del territorio como factor estratégico para crear territorios competitivos, complementarios, eficaces y equitativos
Teniendo en cuenta los enfoques del Desarrollo Local, la forma de organización del Estado (federal, regional o local), las diferencias existentes entre las líneas programáticas de las políticas espaciales que pueden tener los gobiernos de las administraciones centrales y locales, así como la propia historia de la política económica de los distintos países, se distinguen tres posiciones para implementar iniciativas locales orientadas a crear territorios competitivos, complementarios e innovadores (IMPI, 1995):
- Enfoque de Desarrollo Local iniciado desde la administración central (desde arriba, o de arriba abajo). En este modelo, es el Estado el que beneficiarios o qué zonas. Este modelo coincide sustancialmente con los principios Keynesianos.
- Enfoque de desarrollo basado en la iniciativa privada. Se trata de un modelo que supone que es el mercado el que determina en última instancia el desarrollo local, debiendo limitarse el Estado al mínimo. Se trata de una posición que asume los principios neoclásicos.
- Enfoque de desarrollo local iniciado localmente (desde abajo). Se trata de un modelo que se basa en el hecho de que el proceso de reestructuración económica internacional (globalización) ha creado nuevas formas de inestabilidad social por la incapacidad de la administración central para hacer frente a temas que no sea el control de las grandes variables macroeconómicas (déficit, inflación, desempleo, etc.). Y por ello, se considera que son las comunidades -integradas por una diversidad de agentes públicos y privados – las que se encuentran en mejores condiciones para decidir su futuro, utilizando para ello los recursos locales bajo control local, actuando como mecanismo dinamizador de los procesos de desarrollo endógeno: las actuaciones públicas se dirigen a animar el surgimiento y el desarrollo de empresas locales.
Por otra parte, para alcanzar el Desarrollo Local dentro del contexto de la globalización surgen tres enfoques complementarios de desarrollo, que no son necesariamente independientes unos de otros y que cobijan modalidades diferentes y sustantivas de desarrollo local, más allá de la dimensión geográfica. Boisier (2005, pág. 51-55), desarrolla los tres enfoques de Desarrollo Local:
1. El enfoque del desarrollo local como una matriz de estructuras industriales diversas;
2. El enfoque del Desarrollo Local como un proceso endógeno de cambio estructural y;
3. El enfoque del desarrollo local como el “empoderamiento” de una sociedad local.
En la actualidad, para asumir el reto del Desarrollo Local, ante las nuevas tendencias de organización territorial, es necesario diseñar nuevas estrategias que involucre a todos los actores que participan en la creación de territorios, orientar esfuerzos a la transformación interna de los entes de gestión, a la instrumentación de mecanismos de gestión más acorde a las nuevas exigencias y a las realidades locales.
El propósito del desarrollo local es comprender la dinámica del territorio, de la ciudad y su entorno, las cuales son el marco de la vida de los ciudadanos que allí se localizan y es en estos, donde se da la interacción entre el proceso productivo, la tecnología, el sistema socio económico y la toma de decisiones.
Regiones y ciudades: gestores de su propio desarrollo
El Desarrollo Local se fundamenta en la consolidación de regiones funcionales, espacio definido por la homogeneidad de flujos de personas, bienes y servicios, estructuradas por ciudades e infraestructuras en red que facilitan la integración e interconexión territorial, como unidad político administrativa.
l Desarrollo Local, en el contexto de la globalización, implica un desafío mayor, consistente en generar dinámicas tendientes a fortalecer a las ciudades como centros de prácticas productivas, políticas, culturales y sociales. Bajo ésta concepción, los gobiernos locales se convierten en gestores y promotores del desarrollo local. Cotorruelo (2001, pág.111-112) describe el papel fundamental que juegan las ciudades dentro del nuevo Enfoque del Desarrollo Local, de la manera siguiente:
“…el nuevo modelo regional y local se apoya en dos premisas: reconocimiento del papel fundamental que juegan las ciudades en el proceso competitivo que se lleva a cabo en los mercados internacionalizados y; por otra parte, la importancia estratégica de las ciudades medias en el nuevo proceso de desarrollo y ordenación del territorio.
Las ciudades al ser los nodos de las modernas redes internacionales de transporte y comunicaciones, actúan como centros de atención de la actividad económica regional, como proveedoras de servicios especializados, como centros de difusión de las innovaciones en su más amplio sentido y como centros de intercambio con el exterior.
Esta concentración de actividades, recursos y potencialidades estratégicas, así como también de las demandas mayoritarias, confieren a las ciudades la capacidad de actuar como “motores” de sus regiones, desempeñando un papel clave en la recepción y difusión de la información, las decisiones y las innovaciones. Luego, a través de sistemas de ciudades, las regiones se estructuran y se articulan al sistema internacional de regiones.
De manera consecuente, las organizaciones y los líderes locales, en particular el de las ciudades medias, desempeñan un papel cada vez más importante en el proceso de desarrollo regional. Por un lado, como receptores y satisfactores de las demandas y presiones derivadas de las principales necesidades y expectativas insatisfechas de la población (como es la problemática del empleo y de la mejora de la calidad de vida), y por otro, como impulsores, estimuladores y catalizadores de la actuación competitiva y de la formación de una cultura más emprendedora. En la actualidad, los máximos responsables de la gestión local deben ser capaces de ejercer un liderazgo estratégico, de impulsar grandes proyectos movilizadores (como atraer actividades innovadoras o establecer alianzas de cooperación para el desarrollo), y en todo caso, de promover la presencia internacional de las ciudades.”
Conocer la estructura institucional y la organización de los sistemas locales destacando los valores predominantes que condiciona la actuación de las organizaciones humanas y las capacidades que dichas estructuras posee para favorecer el propio cambio, permite el reconocimiento de las potencialidades de los diferentes sistemas locales que configuran un territorio, que al otorgarle un valor hace surgir las fuerzas locales latentes, permite transferir conocimientos, favorecer la interdependencia entre empresas y la sociedad civil, con el apoyo de las instituciones locales, creando cohesión social para asumir sus sistemas de organización y producción (Fabio, 2001).
El diseño de nuevas estrategias para fortalecer las ciudades como centros productivos, políticos, culturales y sociales, requiere conocer a profundidad los problemas y limitantes que existen en sus realidades y elaborar los instrumentos sociales y territoriales de vinculación, cuya efectividad debe favorecer el Desarrollo Local. La estrategia territorial local debe procurar un desarrollo armónico y sostenido, especialmente mediante el refuerzo de la cohesión económica y social.
Objetivos políticos fundamentales del Desarrollo Local
• Lograr la cohesión económica y social del territorio.
• Conservar los recursos naturales y culturales del territorio
• Crear un territorio competitivo y sostenible.
Par lograr los objetivos políticos se requiere orientar políticas a la consolidación de las ciudades como núcleos organizadores de las regiones, promover ciudades compactas de distancias cortas, ciudades y regiones integradas e interconectadas, sistemas productivos eficientes, entre otras.
Consolidación de un sistema urbano poli-céntrico integrado a los espacios rurales que permita minimizar el dualismo campo-ciudad
Tomando en cuenta los señalamientos anteriores, para fortalecer el desarrollo local (ciudades y regiones), es necesario orientar políticas territoriales a: consolidar un sistema urbano poli-céntrico integrado a los espacios rurales que permita minimizar el dualismo campo-ciudad; fomentar estrategias de transporte y comunicaciones que permitan la integración territorial y la generación de flujos de bienes, personas y servicios generadores de empleo e ingresos para la población; garantizar los equipamientos básicos requeridos para la satisfacción de las necesidades básicas; cooperación y complementación urbana para una mayor cohesión económica y social territorial; protección de la naturaleza y del patrimonio cultural mediante una gestión eficaz y eficiente; consolidación y fortalecimiento de las instituciones y sus funciones con respecto al desarrollo del territorio; fomento y fortalecimiento de la participación ciudadana, de las redes sociales y; consolidación de un sistema productivo competitivo.
La consolidación de un sistema urbano poli-céntrico involucra la integración, cooperación y complementación de las ciudades como núcleos dinamizadores de las regiones, que generen las condiciones requeridas para el desarrollo armónico, abierto y de calidad en todas las ciudades y dentro de cada ciudad, que garanticen accesibilidad de la población a vivienda, servicios y empleos con equidad, en fin, se persigue la creación de oportunidades para que la población satisfaga sus necesidades básicas.
Ciudades integradas e interconectadas
El buen funcionamiento de las infraestructuras en red como la vialidad, el transporte y el acceso suficiente a las telecomunicaciones y la electricidad, son condiciones básicas para el refuerzo de la competitividad de la ciudad, de la región y por lo tanto la cohesión económica y social de la población. Además, un territorio con buenas infraestructuras permite minimizar los impactos ante desastres socios naturales.
Las Infraestructuras en red o líneas vitales, ante una situación de amenaza, permiten el flujo de alimentos, agua, ropa, maquinaria, etc., hacia la población afectada. Por tanto, estas deben ser diseñadas y trazadas de manera segura, garantizando que el flujo del servicio no sea interrumpido a la hora de un desastre. Para ello, se debe considerar la amenaza sísmica, geológica, de deslizamientos, inundaciones, tsunamis, entre otras, que puedan causar daños sobre estas.
Fomento y fortalecimiento de las redes productivas y sociales.
CENDES (2001) señala que la difusión de innovaciones, bien sea a través de las relaciones interpersonales o a través de filtraciones a lo largo de la jerárquica urbana, implica la existencia de flujos de personas, bienes, servicios, capitales e información. Consecuentemente, el sector transporte y comunicaciones junto con la red de centros urbanos juegan un papel fundamental en la cohesión económica y social de los espacios. En la Estrategia Territorial de la Unión Europea reconoce la existencia de espacios dinámicos que se conforman a lo largo de las vías que unen las aglomeraciones urbanas y estas con otros sitios emergentes, dando lugar a los llamados ejes de desarrollo (Caravaca, 1998).
El desarrollo de redes de transporte, de telecomunicaciones y de energía facilita el intercambio de bienes, servicios y la movilización de las personas. El desarrollo de programas de investigación y demostración que promuevan la colaboración entre empresas, centros de investigación, universidades y comunidades, creando y consolidando alianzas estratégicas, sinergias, difusión de información, intercambio de conocimientos, entre otros beneficios.
En los sistemas productivos locales, los procesos de industrialización endógena son motorizados a lo largo del tiempo por redes de PYMES especializadas (redes productivas). Incluyen una diversidad de situaciones en función del carácter más o menos tradicional de la industria en que los distintos ámbitos se encuentran especializados y del mayor o menor énfasis puesto en la innovación (Caravaca, 1998).
Conclusión
- El Desarrollo Local es una política de Estado, democrático, descentralizado y participativo, que tiene como propósito desarrollar ciudades competitivas, complementarias e innovadoras mediante estrategias y acciones orientadas a la movilización de los actores locales, aprovechamiento de los recursos endógenos y a la inserción en las redes de comercialización internacionales.
- La creación de ciudades habitables, seguras y sostenibles se logra mediante el Desarrollo Local mediante la consolidación de una nueva organización institucional, fortalecimiento del capital social, aprovechamiento de las potencialidades y capacidades endógenas, capacitación de la población, realce del capital humano y fortalecimiento del sistema productivo y tecnológico.
- Con el Desarrollo Local se logran ciudades capaces de insertarse en las redes internacionales de producción, para generar riqueza, proporcionar vivienda, servicios y empleo a la población, garantizar mayor bienestar social y cohesión económica y social.
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