GLOBALIZACION, TERRITORIO Y DIMENSION LOCAL

Prof. María Gabriela Camargo Mora
Instituto de Geografía y Conservación de Recursos Naturales. Universidad de Los Andes. Mérida-Venezuela.

La sociedad mundial se ha globalizado, se habla de la economía del mundo; ya no se trata de procesos individuales sino de un mismo proceso que se manifiesta en distintas escalas: la sociedad mundial, los bloques regionales, los estados nacionales, las regiones y los lugares. Es decir: lo global y lo local en compleja relación (Taylor, 1994) [1].La globalización y la dimensión local son dos procesos que actúan como polos que se complementan, creando – en su interrelación constante - una nueva y compleja organización (Vázquez, 1999):En lo político, el Estado sede protagonismo a las empresas innovadoras (generalmente multinacionales). Los cambios macroeconómicos y la constitución de mercados globales han impactado las economías locales y regionales debilitando el papel de los Estados centrales y estimulando, de varias formas, los procesos de descentralización. Transfiere a los gobiernos locales la gestión de conflicto social, originadas a partir de las demandas sociales insatisfechas y alimentadas por la dinámica económica y social de niveles superiores (Caccia en OIT, 2002), dando cabida al surgimiento de una sociedad “red” de actores que se erigen en interlocutores políticos y socioeconómicos en el diseño de las políticas públicas y se colocan a la misma altura que los Estados (Nabaskues, 2003).


La relación que se produce en la sociedad red, excluye la relación subordinación inherente a la práctica política Estado - Ciudadano, prima la interdependencia y el carácter multidimensional de las negociaciones. Ante la globalización de los problemas se produce una multiplicación de los actores y la solución de los problemas exige a su vez la interrelación de los mismos. La relación jerárquica entre la administración y el administrado se transforma en una realidad mucho más compleja, horizontal e interdependiente, lo que conlleva el cambio de paradigma de la actitud institucional ante los problemas que ha de encarar y sobre las políticas públicas que han de diseñarse (op cit, 2003).

En lo tecnológico, las nuevas tecnologías de información, los sistemas de transporte y las telecomunicaciones facilitan y refuerzan el funcionamiento y la interacción de las organizaciones. Se está implantando un nuevo paradigma tecnológico, a partir del desarrollo de las técnicas de la información, que trae aparejado modificaciones en los procesos urbano-regionales de organización. La sociedad contemporánea se encuentra inmersa en una evolución que confiere a las comunicaciones y a sus técnicas un papel clave. Las nuevas tecnologías de comunicación han creado un universo particular; una relación espacio-tiempo diferente, que afecta de manera decisiva a los vínculos establecidos entre el hombre y su entorno físico y cultural (Castells, 1996). Las innovaciones tecnológicas que se han ido aplicando en el ámbito de las telecomunicaciones han contribuido al desarrollo de una sociedad cada vez más interrelacionada, propiciando en paralelo la globalización cultural.

En lo económico los sistemas productivos y los mercados adquieren paulatinamente dimensión global. La globalización afecta el sistema de producción de las naciones desarrolladas y atrasadas, así como de las ciudades grandes, pequeñas y medianas: el fortalecimiento de los sistemas locales de empresas, la creación de redes de subcontratación, la externalización de sistemas de producción y la introducción de formas más flexibles de organización de las grandes empresas han permitido mejorar la productividad de las ciudades y regiones urbanas innovadoras (Scott, 1998).

Los cambios globales señalados inciden en los aspectos productivos, geográficos, políticos y socioculturales en una dimensión que transforma el escenario de actuación de los diferentes espacios territoriales.

En los últimos años y después de las crisis energéticas de los setenta y principios de los ochenta, se están produciendo una serie de cambios de toda índole: tecnológicos, económicos, sociales, culturales, ideológicos y políticos.

Las tendencias globalizadoras y descentralizadoras, así como el desplazamiento del Estado de Bienestar, han dado paso a nuevos enfoques del desarrollo, donde se fundamenta el valor de una redefinición del rol territorial: El territorio no se concibe como un mero soporte de actividades sino como un ámbito donde se entretejen relaciones para el bienestar de la sociedad. Dentro de estas tendencias el Desarrollo Local surge como nuevo enfoque regional, cuya consecución requiere de la aplicación de instrumentos o mecanismos innovadores de organización y participación.
Recientemente, la Geografía ha absorbido las nuevas aportaciones del Desarrollo Local pero estas se han añadido a los planteamientos precedentes sin producir una revisión crítica. En las aportaciones geográficas y sociológicas la dimensión territorial es vista, sobre todo en función del comportamiento humano, respecto al modo en el que este estructura a la sociedad en el territorio ( ).

Bajo este contexto se encuentran los aportes de Hägerstrand con su definición del sistema urbano cotidiano y en el ámbito sociológico las aportaciones de Giddens que afronta el problema de la regionalización del espacio en función del tiempo e introduce el concepto de local como entorno de relaciones ligadas al comportamiento en la vida diaria (Ídem).

La Geografía retoma su naturaleza constitutiva de “ciencia de los lugares”. Se da paso a una época en la que las relaciones entre tiempo y espacio en la experiencia humana están en transformación. Por eso no debe sorprender que exista en la actualidad un énfasis tanto teórico como metodológico en acercamientos que captan la realidad espacial de procesos históricos de diferenciación espacial (Roth, 2004).

Existen, además, razones de peso para orientar supuestos sobre las dimensiones espaciales de los “lugares” o “territorios” desde donde actuamos. Pierre Bourdier (1990), en su trabajo sobre las dimensiones espaciales de la diferenciación social observó que el espacio social es “un espacio de relaciones tan real como el espacio geográfico”. En un ensayo contemporáneo con el trabajo de Bourdier, David Harvey argumentó sobre la necesidad del análisis del espacio social pero en relación a los conflictos y las contradicciones en la Geografía del capitalismo. Según Harvey tales conflictos se evidencian en infraestructuras fijas e inamovibles con permanencia relativa en el paisaje del capitalismo; infraestructuras que apoyan pero también enfrentan la movilidad geográfica del capital y de la fuerza de trabajo y los procesos de acumulación y sobre acumacumulación”[2]

Paralelamente a estas tendencias de acercamiento a la realidad espacial, durante la última década se ha agudizado la formación del espacio urbano como una división marcada entre lo formal y lo informal, lo legal e ilegal, lo rico y lo pobre. Las ciudades se muestran cada vez más como un espacio fragmentado con elevada segregación espacial que agudiza la exclusión social característica de la región. La restricción del acceso al suelo urbano, a los servicios públicos y a la infraestructura para algunos de los habitantes de la ciudad es la combinación de la creciente desigualdad social[3], el crecimiento de la pobreza, la acción del mercado inmobiliario y los sistemas políticos, legales y de planeación urbana de los países en la región. A la multiplicación de zonas irregulares marginadas se une un fenómeno nuevo de una segregación voluntaria de las zonas de altos ingresos del resto de nuevos. De seguir la tendencia actual, el 70 por ciento de los pobres estarán en ciudades. La ciudad como una medida para escapar al crimen y la violencia urbana. Este proceso se ha acelerado de manera importante durante la última década (Castells, 1977).

En este sentido siguen siendo válidas las contribuciones de Castells (1977) y Harvey (1973) al señalar que la construcción del espacio urbano debe ser entendida como resultado del conflicto entre clases que resultan del modo de producción capitalista. El desorden urbano[4], característico de las ciudades en América Latina como en otros países pobres, representa la organización espacial creada por el mercado y la ausencia de control social sobre éste (Castells 1977). Entender cómo el espacio es formado por numerosos actores urbanos no puede dejar de lado las dinámicas estructurales más amplias de las relaciones económicas y políticas en una sociedad en cualquier momento en el tiempo (Harvey, 1985).

Conocer la estructura institucional y la organización de los sistemas locales destacando los valores predominantes que condiciona la actuación de las organizaciones humanas y las capacidades que dichas estructuras posee para favorecer el propio cambio, permite el reconocimiento de las potencialidades de los diferentes sistemas locales que configuran un territorio, que al otorgarle un valor hace surgir las fuerzas locales latentes, permite transferir conocimientos, favorecer la interdependencia entre empresas y la sociedad civil, con el apoyo de las instituciones locales, creando cohesión social para asumir sus sistemas de organización y producción (Fabio, 2001)[5].

El Desarrollo Local, en el contexto de la globalización, implica un desafío mayor, consistente en generar dinámicas tendientes a fortalecer a las ciudades como centros de prácticas productivas, políticas, culturales y sociales. Bajo ésta concepción, los gobiernos locales se convierten en gestores y promotores del desarrollo local.


Por tanto, la Geografía se enfrenta a una revalorización de su misión para dar respuesta a las nuevas tendencias del Desarrollo. Debe retornar a la explicación de lo que hace diferente a los “lugares” en función de sus recursos y potencialidades, de características, identidades y condiciones de desarrollo de su población de sus relaciones económicas y sociales. Desde un punto de vista integral, donde se mezclan diferentes niveles de análisis correspondiente a diferentes escalas interdependientes (Op cit,2001)[6].

En la actualidad, para asumir el reto señalado, ante las nuevas tendencias de organización territorial, es necesario diseñar nuevas estrategias de Desarrollo Regional y Local. Para todos los actores que participan en el Desarrollo Local es prioritario, no solo una transformación interna de los entes de gestión, sino la instrumentación de mecanismos de gestión más acorde a las nuevas exigencias y a las realidades locales.

El diseño de nuevas estrategias requiere conocer a profundidad los problemas y limitantes que existen en las realidades de los países latinoamericanos. Problemas vinculados a la implementación de los instrumentos sociales y territoriales de vinculación, cuya efectividad debe favorecer el Desarrollo Local.

Diversos autores, tales como Castell, Harvey, Vázquez, Alburquerquer, Álvarez, Cossio, Rodríguez, Pujada, Font, entre otros, han abordado el desarrollo local en busca de generar conocimientos sobre las dinámicas emergentes y tendentes a fortalecer las ciudades como centros productivos, políticos, culturales y sociales del desarrollo. A partir de estos aportes, el presente trabajo pretende desarrollar las bases teóricas, conceptuales y metodológicas del Desarrollo Local.


[1] Para abordar el tema de Globalización y Territorio véase Boissier (1991); Taylor (1994); Castell (1996); Francesco (1997); Madoeyra (1997); Scott (1998); Maillat & Grosjean (1998); Vázquez (1999); Nabaskues (2002); entre otros.
[2] Véase Pierre Bourdieu (1990), “Espacio social y la génesis de clases, en : Sociología y cultura; Martha Pou trad, México, Los Noventa, Grinaljo y CONACULTA, 1990 [1984],285; David Harvey, “The Geopolitics of Capitalismo” en Social Relation and Spacial Structures, Derek Gregory y John Urry, eds, Londres. Mac Millan, 150.; Castells, M. (1977). M. La Cuestion Urbana. Mexico. Siglo XXI; Harvey, (1973). D. Social Justice and the City. Baltimore. The John HopkinsUniversity Press.; Harvey, D. (1985). “The place of urban politics in the Geography of uneven capitalist development. In: The Urbanization of Capital. Baltimore. The John Hopkins University Press.; Harvey, (1973). D. Social Justice and the City. Baltimore. The John HopkinsUniversity Press.; Harvey, D. (1985). “The place of urban politics in the Geography of uneven capitalist development. In: The Urbanization of Capital. Baltimore. The John Hopkins University Press.

[3]América latina es la región con las mayores desigualdades socioeconómicas en el mundo.
[4] Véase Malásquez (2002).
[5] Véase Fabio (2001)
[6] Ídem

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